La historia del término “filosofía” está, como la filosofía misma, llena de variaciones y precisiones. El término deriva de las palabras griegas “philos”, que significa “amor” en el sentido de “tendencia a”, y “sophía”, que significa “sabiduría”.
Al principio, a los que ahora llamamos “filósofos” se les llamó “sophos”, que quiere decir “sabios” en cuanto que eran hombres que poseían algún saber.
Pero entre los mismos “sabios” se hacía una distinción entre los que estudiaban la “naturaleza” (“naturaleza” en griego se dice “Physis”), a los cuales se llamaba “físicos” o “fisiólogos”.
Aristóteles empezó a dar a la palabra “filósofo” la connotación de “estudioso”; con esto quería decir que el filósofo no era un sabio, pues no posee la sabiduría, sino sólo un “estudioso” o “examinador de la realidad”, en cuanto que buscaba la sabiduría con amor.
En base a estas aclaraciones podemos afirmar que la filosofía, más que “amor a la sabiduría”, debe entenderse como una “búsqueda de la sabiduría”.
Para efectos prácticos, podemos esquematizar las diferencias planteadas de la siguiente manera:
SABIO (Posee el saber)
FILÓSOFO (Busca el saber)
ERUDITO (sabe mucho)
EL HOMBRE Y SU AMBIENTE.
Desde que apareció el hombre sobre la superficie de la tierra, se ha dado el fenómeno del conocimiento como una de las formas de relación entre el hombre y su ambiente (la otra forma de relación es el trabajo productivo).
El fenómeno del conocimiento era, al principio, algo muy rudimentario, así como era de rudimentario el mismo hombre.
Muy probablemente el hombre primitivo sólo llegaba a conocer las cosas que le rodeaban “en cuanto ambiente”, esto quiere decir que no las conocía como formando parte de un todo organizado, sino simplemente como “algo” que está ahí”, determinándolo, sin que el hombre pueda evitarlo.
Las reacciones del hombre primitivo ante ese ambiente más grande que él, más poderoso que él, anterior a él e incomprensible para él fueron variadas.
Desde la actitud de domino sobre la naturaleza, sobre los animales por medio de los instrumentos, hasta la actitud de la religión primitiva que intentaba “religar” a los hombres con esas fuerzas superiores e incomprensibles (haciendo uso de una facultad del conocimiento humano; la imaginación).
Dos modos de relación hombre - ambiente
- Fenómeno del conocimiento (imaginación en un extremo)
- Trabajo productivo (dominio de la naturaleza)
EL HOMBRE, DOMINADOR IMPOTENTE.
Si seguimos paso a paso esta evolución del conocimiento, descubriremos una serie de actitudes.
Primero, el hombre se descubre como manipulador del mundo; se da cuenta de que puede efectuar cambios, para su provecho, dentro de algunos sectores del mundo que le rodea, se da cuenta de que por medio de instrumentos y de su trabajo productivo puede cazar más eficazmente, pescar mejor, construir viviendas rudimentarias, etc.
En un segundo momento, el hombre se da cuenta de que, a pesar de que domina una parte de su medio ambiente, “no es capaz de dominar” muchos otros factores de los que depende su vida material, tales como los fenómenos meteorológicos (lluvia, viento, movimientos sísmicos, etc.) o como otros aspectos de la vida humana que aparecen como incomprensibles (tales como la utilización del fuego, la autoridad, el origen del hombre, la maternidad, etc.)
Dos sectores en la vida del hombre
- Sector manipulado por el trabajo
- Sector que el hombre no puede dominar por el trabajo
LA TÉCNICA.
Sí aceptamos que el pensamiento “empírico” (a partir de la experiencia) es la primera forma de acercamiento a la realidad, el pensamiento “mitológico” es la segunda.
Paralelamente al pensamiento mitológico y fundamentado en el trabajo productivo, se fue desenvolviendo también, poco a poco, otro tipo de conocimiento que se ocupaba sobre todo de dominar al mundo: la “técnica”.
Este otro modo de conocimiento “práctico” dio a los hombres una “independencia” proporcionalmente mayor respecto del medio ambiente, e incluso, llegó a destruir algunos mitos (como el del fuego).
LA CIENCIA.
Esa independencia motivó, con el tiempo, el surgimiento de otra forma de pensamiento: el pensamiento “científico”.
La “ciencia” fue en sus comienzos, y en gran medida lo es aún, un intento por explicarse “racionalmente” lo que es la realidad; la ciencia ha sido, y sigue siendo, una forma de descartar las explicaciones “ingenuas” o “mágicas” de la realidad, y es la apertura a la explicación “crítica” de esa realidad.
El problema de la ciencia es la pregunta por “lo que es algo”, la pregunta por el “cómo” algo funciona.
A partir de esa cuestión, la ciencia, la ciencia ha llegado a establecer las condiciones para un mejor manejo de la realidad, para una técnica más fundamentada; ahora, con la ciencia, los hombres no sólo saben manipular aspectos de la realidad, sino que también saben por qué los manipulan.
Su saber no viene ya sólo del tanteo y error, sino que proviene de un “sistemático y ordenado” conocer de la realidad.
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